Durante el año pasado hemos repasado los diferentes aspectos del marketing de contenidos, donde poníamos especial énfasis en aportar contenidos coherentes y bien posicionados, no podemos evitar ver que junto con nuestra webs otros miles de espacios online ayudan a acrecentar la ingente cantidad de información que sacude todos los días a los usuarios.
Internet no tiene limites, al igual que la curiosidad del navegante, y no para de alimentar al lector con innumerables contenidos, bien o mal posicionados, que nos sumerge en un continuo aprender, inundándonos con ingentes cantidades de información que es complicada de digerir y clasificar.
Eso dificulta considerablemente las posibilidades de que nuestros bien creados textos informativos o corporativos consigan destacar en este mar de información, y que puedan llegar a nuestro cliente potencial, consiguiendo impactarlo, para después atraerlo y retenerlo.
Cada día se publican miles de artículos en internet, y cientos de ellos corresponden al mismo área de nuestro negocio e incluso puede que de la misma temática, lo cual reduce la capacidad par destacar de cualquiera de nuestros aporte informativos online. Por lo tanto, nuestra tarea no es tanto la creación de contenidos referenciales de nuestro producto, sino de atributos diferenciales.
Ser uno más del montón, nos convierte en uno menos destacado
Hacer lo mismo que el resto nos hace mezclarnos y perdernos con ellos. No es tanto crear e informar, sino de tener un sello personal, un valor diferencial. Es importante tener en cuenta las características propias de nuestro producto o servicio y hacer segmentado a nuestro cliente, con el fin de desarrollar una estrategia de contenidos que realmente sea útil y aporte valor a este, y a ser posible diferenciándonos del resto de competidores.
El elevado número de soportes de comunicación, canales y espacios donde poder publicar nuestro contenido dificultan mucho la capacidad de estar presente en todos los espacios donde podamos impactar al cliente potencial, y más si tenemos recursos limitados para la publicidad o no tenemos cierta “fama” en otros medios para que nos referencien.
En este caso, hay que agudizar el ingenio y más que contar con estrategias de difusión masiva, es mejor centrar el tiro en un determinado sector y asegurarnos de que se impacta debidamente.
El número de visitas a determinado contenido publicado o incluso la referencia de este en otros medios (por ejemplo, redes sociales) no es sinónimo de éxito, aunque si que determina el interés que haya generado este en determinado sector de usuarios, pero lo que interesa a nivel empresarial es la conversión de usuarios en clientes, y en este caso son las ventas las que mandan.
No podemos valorar esto desde una perspectiva cortoplacista, y si bien ser referenciados nos puede valer como estrategia para generar notoriedad de marca, solo el trabajo constante y el aprendizaje de errores nos llevará a las consabidas conversiones y monetización de nuestros esfuerzos.
Aparte de eso, acciones parciales como un aumento de solicitudes de presupuesto de nuestros productos/servicios, solicitudes de información e incluso descargas de nuestros catálogos nos pueden ayudar como indicadores del aumento de interés en nuestra empresa y el éxito parcial de nuestras acciones online.
En un mar de noticias homogéneas, solo los usuarios captados, atraídos y satisfechos son los que darán de comer a nuestros balances económicos, siempre y cuando estemos dispuestos a segmentarlos, encontrarlos y convencerlos con contenido de calidad con nuestro toque personal que nos ayude a desmarcarnos del resto.